lunes, 15 de diciembre de 2008

La fiesta



Finalmente dejamos el piso en condiciones presentables como para organizar una fiesta en casa. Unas plantas y un par de luces, un cuadro colgado en la sala, más copas, ceniceros y otras cosas que apenas nos sirven para estos eventos, una buena limpieza general, comida y tragos.
Contando a los invitados de última hora, recibimos a unas treinta personas de una docena de países. Algunos bajaban un rato a ver cómo iba el clásico entre el Real Madrid y el Barça, otros pedían permiso para traer a algún amigo, pareja o afin.
Los anfitriones nos repartimos bien las tareas: mi compañera de piso preparaba mojitos, yo me encargaba de la comida y ambos ibamos de un lado a otro ocupados de hacer sentir a la gente lo más confortable posible.
Nos pidieron que hagamos fiestas más seguido pero tendrá que esperar tal vez un mes.

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