Stanislaw Lem, en uno de los episodios de Ciberiada, cuenta cómo sus protagonistas lograron liberarse de un monstruo galáctico que los tenía prisioneros. Idearon un aparato capaz de generar informaciones a gran velocidad, al punto que el monstruo intergaláctico, ávido de saber, quedó sumergido y atrapado bajo el cúmulo de informaciones producidas sin poder absorberlas al mismo ritmo.
A veces me siento como ese monstruo, sumergido en la Web en busca de informaciones que a veces me atrapan e impiden tener un poco más de contacto con el mundo real. Trabajo conectado a la red, llego a casa y me conecto a la red, me comunico con buena parte de mis amigos a través de la red, hago comprar por la red, vivo con una chica que pasa la mayor parte de su día delante de una computadora y juntos dejamos buena parte de nuestras vidas en el mundo virtual. Fotos, consideraciones, diseños, relaciones, experencia de vida y de trabajo. Todo disponible con el click de un mouse.
Pese a todo, los mejores momentos del día tienen que ver con actividades no virtuales: entrenamiento físico, cocina, jardinería, caminatas, degustaciones, abrazos, besos, miradas cruzadas y otras experiencias que involucran a los sentidos.
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