10 de febrero. El sol nos invita a caminar, pero nos la tomamos con calma: desayunamos, damos unos pasos desde el Alcázar a la Catedral, juntamos coraje y pagamos los 6 euros de entrada, Recuerdo una pareja de españoles en Sarajevo quejándose por tener que pagar la entrada a una mezquita. Que las mezquitas, al igual que las iglesias, deberían ser gratis. Y que Dios pague para restaurarlas. Ya bastante que la iluminación es gratuita durante el día.
Tarde apacible. Apreciamos los santos de Theotokopoulos (El Greco para los amigos) y la vista de los alrededores desde la judería. Paloma, para variar, saca un par de fotos de tarjeta postal.
La elección para el almuerzo no fue la mejor. La de la cena en cambio nos salvó la noche. En la vinoteca Alfredo nos recibieron con una sonrisa, unas buenas copas de syrah Finca Antigua de Cuenca, pan casero y un par de tapas excelentes. Los detalles importan y mucho. La calidad del pan, la elección del vino y el programa para hacer la digestión: que vayamos al Círculo del Arte a bailar, como dentro de una iglesia y con la misma paz, en un bar de pueblo y en uno cubano a terminar la noche con flamenco fusion y otros ritmos.
11 de febrero. No dimos con la corona de Leovigildo pero en el Museo Santa Cruz encontramos bastante arte visigodo con buenas explicaciones. Llovizna y es domingo. Volvemos a Madrid con un par de botellas de syrah en la valija.
14 de febrero. No hace frío en Madrid. Paso a buscar mi visa para la India y almuerzo con Paloma cerca de su trabajo. A la tarde vamos a la muestra de Escher, fascinante para un pintor que no era matemático ni usaba computadoras.
Fátima, la coinquilina de mi amigo Jose, me ha prestado un libre del ecnomista Amartya Sen: “The argumentative India”. De cómo les gusta hablar a los indios y explayarse sobre casi todo: desde el discurso más largo en las Naciones Unidas (9 horas y media) hasta el más extenso canon clásico (unas 8 veces la Ilíada y la Odisea juntas), de incluir corrientes religiosas ateas, de haber invetado la numeración decimal, disertado sobre la gravedad un milenio antes de Newton o escrito un tratado de realismo político un milenio antes que Maquiavelo, o sobre la tolerancia religiosa y racionalidad de los empreadores Asoka (budista) y Akbar (musulmán), de la actual toleancia religiosa y de los menos tolerantes nacionalistas hindues.
1 comentario:
nooo... la vinoteca se llama Adolfo, no Alfredo
;-)
ayyy... que cabeza tienes, digo que rodilla.. jajaa...
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