8 de enero. Intento explicarle a mi sobrino por donde vamos a ir y le cuento algunos datos historicos sobre el Caribe.
-Tio, podrias dejar de pensar por un minuto y relajarte?
Desisto.
Mis sobrinos recorren el crucero de popa a proa en todos sus niveles.
Las mujeres se enganchan donde oyen un poco de musica y ruido. Otros leen y miran el mar. Otros se pierden por el barco mientras alguno los busca infructuosamente. Al final los perdidos se encuentran con los que leen y miran el mar. Quien los buscaba infructuosamente llega mas tarde y no se los cruza. Al final nos encontramos todos para cenar y festejar el cumpleanos de mi hermana mayor,la mentora, organizadora, promotora, etc, del crucero.
11 de enero. Bajar en cada puerto para volver a subir despues de unas horas no es mi ideal para un viaje. Por otro lado, debe ser la manera mas tranquila y tal vez de las mas economicas para visitar varias islas en poco tiempo. Caminar por el malecon de San Juan de Puerto Rico, pasear en una guagua por Saint Thomas con un chofer dominicano y sentarse en una reposera en una playa dominicana alquilada a unos haitianos. Acababa de leer sobre la matanzas de haitianos ordenada por el hombre fuerte de dominicana en 1937. "La Fiesta del Chivo", novela magistral de Vargas Llosa. Nos cuentan que en Dominicana existe una policia especial para proteger a los turistas. Tambien escuchamos que atracaron a un turista.
A la noche disfrutamos los espectaculos de variete' en el anfiteatro. El escenario es el unico lugar donde vemos a varias chicas lindas.
13 de enero. El barco se mueve. Mi sobrinita se descompone, en parte por lo que no deberia haber comido (la consenti' para que coma hamburguesas a la hora del te' cuando la madre no estaba) y en parte por el vaiven de la nave. Por el mal tiempo nos perdemos de bajar a Grand Turk. Mi hermano admira la logistica del crucero: la ausencia de cuellos de botella, la pulcritud de los camareros (mayormente filipinos), su aparente invisibilidad. Todo se limpia, se repara, se ordena y se organiza sin causar ningun disturbio a los pasajeros. Lo que no se come se quema. Nada se tira al mar. Las filas para comer, participar en algun juego o ver algun espectaculo son siempre minimas. Los tiempos muertos son breves. Y no faltan servicios si uno los necesita: reparar la ruedita de una valija, cortarse el pelo (inutil en mi caso), hacer gimnasia, comprar recuerdos, botellas de vodka u objetos de arte.
Tambien aprovechamos otras actividades para nada lucrativas, como jugar una mano de black jack en el casino y ser desplumados sin piedad por una croupier rumana. Al menos pudimos recuperar una parte de la mano de un simpatico romano. Con las mujeres el dinero siempre vuela mas rapido.
La ultima noche presenciamos otra jugada magistral de logistica: ir a la cena disfrazados de romanos, con apenas una toga. Eso nos permite cerrar las valijas y dejar en el camarote apenas la ropa que usamos para desembarcar.