7 de enero. Mi hermana mayor consiguio' su objetivo: unir a toda la familia en un crucero por el Caribe. El barco es italiano, asi' que damos por hecho que la comida sera' muy buena. En la fila para subir notamos que el promedio de edad de los pasajeros ronda los 60. Nos recuerda un poco a la pelicula "Cocoon". Mi madre intenta sociabilizar con los que estan atras nuestro en la fila, apenas descubre que son italianos. Le recomendamos que mantenga la distancia. El tipo con el que habla apesta.
Embarcamos.
Mi padre se emociona recordando su primer crucero por alta mar en tiempos inmemoriables: los pasajeros separados en tres clases, las despedidas de los parientes llorando en el puerto de Genova, el te' servido en vajilla de porcelana y la larga travesia entre Dakar y Santos. Ahora hay solamente una clase y apenas nos diferencia si el camarote tiene vista al mar o no. No todo tiempo pasado fue mejor, pero eso no nos quita la nostalgia.
Almorzamos, zarpamos, tomamos el te, nos cambiamos para la cena de gala. Festejamos el cumpleanos de mi sobrina con una buena torta. Comer, leer, dormir, estar en familia mientras atravesamos las Bahamas.
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