
23 de marzo. Khajuraho es pacifica, relativamente limpia, tiene veredas en las calles y vendedores irritantes a la caza de turistas. No he visto gente vomitando o haciendo sus necesidades en la calle como en Delhi o en Agra. Hasta barren las calles y tienen unas rutas arboladas a la salida de la ciudad con puestos mas cuidados. El turismo puede arruinar el encanto del lugar, pero Khajuraho me gusta tan turistica como es.
La cocina es bastante internacional. Gracias al consejo de mi amiga Laura S., almuerzo en un excelente restaurante italiano: Mediterraneo. Toco el cielo con las manos, o mejor dicho, con cuchara y tenedor.
Si los indios son poco confiables, sobre todo a la hora de los precios, aprovecho para confundirlos. Cada vez que me preguntan de que pais soy, de donde vengo y adonde voy, les doy una respuesta diferente. Pero no hay caso, insisten en hablar conmigo aun cuando no consiguen venderme nada.
24 de marzo. El largo tren nocturno entre Mahoba y Benares (o Varanasi) es interminable. Subo luego de una larga espera en la estacion de Mahoba, con cortes de luz frecuentes y en compañia de una pareja de franceses. El tren sale a las 00.45 y llega despues de las 11. Un taxista nepales me lleva al hotel que le indico pero no tienen mas cuartos. Consigo otro hotel cercano cerca del Ganges con un baño mas que decente, tranquilo y sin mosquitos. Presencio los festivales religiosos sobre el rio, me cuelgo hablando con una israeli y ceno en un buen restaurante.
No me parece una linda ciudad, pero tiene su encanto. Las calles cerca del Ganges sn un laberinto del cual solo consigo salir preguntando. Los turistas de bajo presupuesto son mayoria. Muchos usan vestimentas locales. Algunos vienen a practicar yoga, estudiar hindi, meditar o aprovechar los masajes que ofrecen por unas pocas rupias. Los restaurantes tienen buena onda y buena gastronomia. Buen lugar para extraviarse sin problemas.
Foto: en una aldea a las afueras de Khajuraho
No hay comentarios:
Publicar un comentario