viernes, 9 de enero de 2009

Mosaicos


Acompañé a Gabriel a comprar repuestos para su ahora destartalado Fiat Uno y me fui de Eslovenia deseándole buena suerte con sus trabajos de mecánica. Decidí cambiar de año en Romagna, haciendo un poco de turismo en solitario.
Nunca había estado en Ravenna, pequeña ex capital de Italia tras el saqueo y caída de Roma, con sus mosaicos bizantinos del siglo VI en San Vitale, Sant'Apollinare, en un patio descubierto no hace más de 15 años y en un par de baptisterios. Un viaje a la época de Justiniano, Teodora y Belisario.
Lo primero que hice en Ravenna fue hospedarme en un hotel central, disfrutar de la simpatía y cordialidad de la gente, ducharme y buscar un buen lugar para cenar guiado por el puro instinto. Di con un restaurante a tono con mi humor, bien decorado, una pizca de jazz, ravioli di zucca, tabla de quesos, un tinto de la zona y una camarera muy guapa. No necesitaba nada más para sentirme a gusto.

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