martes, 29 de mayo de 2007

Encuentros y despedidas

Finalmente dejo McLeod. Desayuno con frutas y tsampa. Acompaño a Celine a comprar sobres y postales. Despacho otro paquete de libros por correo y me cuelgo hablando con Lisa, una italo-newyorkina. Me cruzo con un adolescente tibetano que lleva puesta mi remera de Rip Curl con la imagen de un kamikaze. Para decir la verdad, le queda mejor a el que a mi. Fue una buena donacion.
Gyaltso, el cocinero, desparecio' del mapa. La ultima vez lo vi paseando con su nueva chica coreana. Me dijo que pase a visitarlo. Pase' esta mañana y su local esta' vacio. Su hermano me dice que piensa mudarse a Corea. Que aproveche.
Marylin, la vendedora de tangkas, me desea buena suerte y me pasa direcciones utiles. Su amiga Anne se va para Tailandia pero piensa volver para visitar Ladakh.
Pasa, el ex monje y compañero de conversacion, me invita a comer y me da un remedio tibetano por si tengo problemas estomacales durante el viaje. Me agradece tantas veces por las clases de ingles que le he dado que me hace emocionar. Lo dejo con sus ex colegas de monasterio, de prision y de exilio.
En el restaurante Namsai hablo con Aung, un estudiante birmano, primer persona que conozco de ese pais.
En el cafe' Khana Nirvana escucho a artistas improvisados, que es dia de escenario libre para quien quiera recitar poemas o improvisar con la guitarra. A la hora de pagar me lo cruzo a Boris, aun en la lucha para componer frases en tibetano.
En el cibercafe' me atiende un tipo con una bandera tibetana cosida en la manga izquierda, justo como la mia. Veo a parte de la familia por la webcam y bajo a buscar mis cosas al monasterio.
Sale el sol. Hoy el Dalai Lama acaba de terminar de dar unas charlas. Me dicen que otras van empezar tal vez mañana. No le he visto pese a haber pasado tanto tiempo por aqui. Me lo cruzo a Len, con su barba y su sonrisa, a Pasa nuevamente, a caras que he visto mas de una vez y a la procesion de purpurados.
Almuerzo ravioli di zucca en Nick's, con un ucraniano sabelotodo y dos alemanas que no saben como sacarselo de encima. Compro pan para el viaje y la panadera de pelo corto me saluda con una sonrisa. Los musicales amigos del cibercafe' Lung-ta intentan afinar en ingles. En el restaurante homonimo, canto en voz baja, con un plato de udon y un libro de Krishnamurti. En la terraza, con los Himalaya al fondo, un par de japoneses practican capoeira. Da' para cantar en voz baja:

Quem é homem de bem não trai
O amor que lhe quer seu bem
Quem diz muito que vem não vai
E assim como não vai não vem
Quem de dentro de si não sai
Vai morrer sem amar ninguem
O dinheiro de quem não dá
É o trabalho de quem não tem
Capoeira que é bom não cai
Se um dia ele cair cai bem

No hay comentarios: