viernes, 22 de junio de 2007

Luz verde para salir

21 de junio. Desayuno solo en el hotel. La pareja de argentinos se fue ayer, asi que esta vez no desayuno con mate y galletitas. Opto por te' verde, pan con manteca y miel y un libro de Rohinton Mistry. "A fine balance". Voluminoso pero de lectura rapida. Historias cruzadas en una gran ciudad de la India en 1975, durante el estado de emergencia declarado por Indira Ghandi despues de ser acusada de fraude electoral. Retrato de una India poco democratica.
Leo tristes historias de la India despues de escuchar las tristes historias que me contaron estos argentinos instalados en Barcelona. Viajaron por tierra desde Mejico a Buenos Aires. De todos los paises por los que pasaron, donde les hicieron mas problemas, ademas de los insistentes controles policiales y la falta de transporte publico en la Venezuela chavista, fue en Argentina. Los paraban a cada rato. Una vez el chofer del autobus les pasa el numero de sus asientos a los gendarmes y estos van directamente a buscarlos. Son los unicos con pinta de extranjeros. Ella viaja con pasaporte español. Los gendarmes les hacen bajar y les revisan todo. Nada grave, al final de cuentas.
La peor historia que me cuentan es la que pasaron un mes antes de irse a España. Estaban en Zarate. Ella con una amiga, tomando mate en frente de un parque. Nadie por la calle. Aparece un tipo armado y les pide que bajen la barranca con el. No se interesa por los bolsos ni les pide plata. La amiga se congela. Ella le dice que no, que no baja. Prefiere que la maten a que la violen. Finalmente el tipo opta por llevarse los bolsos y salir corriendo.
Los del otro lado del parque no salen a socorrerla. Tienen un acuerdo: no hacen denuncias, y los crimenes se cometen en otro lado. El padre de una amiga les ayuda a investigar y dan con el paradero del ladron/violador. Hacen la denuncia a la policia con todos los datos. A los tres meses, se enteran de que el caso se ha cerrado por falta de pruebas.
A la semana de irse, esta chica sufre un intento de robo a mano armada. Se escapa pedaleando su bici y el ladron no le dispara. No me extraña que hayan emigrado.
Pese a todo, me cuentan que quieren volver a Argentina a tantear si ahora da para volver.
Yo apenas me aseguro de poder salir de la India. Despues de almorzar voy al registro para extranjeros. Espero por una hora, hablo con una mineira que esta' trabajando en un laboratorio, con un ruso que espera que le extiendan una nueva visa y con un ingles vestido de pescador. Luz verde. Este sabado vuelvo a Italia.
A la vuelta en Majnu ka Tilla me encuentro con otra chica del hotel, una polaca de Wroclaw a la que tambien me cruce' en el Registro para Extranjeros. Me cuenta que se va a Ladakh. Le convido un poco de fruta seca de Ladakh, como para que vaya tomandole el gusto, y le paso datos utiles de donde parar y que' ver.
Me queda un dia para recorrer la ciudad. Apenas he visitado Bodh Vihar, la residencia, el bazar y el templo ladakhi. El padre de sTanzin trabaja en la secretaria. Me convida con te' que tomamos sentados en el cesped. Le cuento las buenas impresiones que me lleve' de Ladakh y de su gente. En el templo admiro los frescos sobre la vida de Siddharta mientras pasan unas charlas del Dalai Lama por los altoparlantes. Alguien le pregunta que' piensa sobre la posibilidad de un proximo cataclismo. El Dalai dice que no sabe. Que si saben de algun cataclismo en algun lugar, mejor que vayan a otra parte. Y si es universal, entonces no hay que preocuparse. No se puede hacer nada para escapar. Y se rie. Un amigo me pregunta de que' se rie el Dalai Lama. Se lo habra' recomendado el medico. O tal vez escucha cada mañana los chistes del negro Alvarez.

Majnu Ka Tilla

18 de junio. Las cosas podian salir mal, pero no salieron. El reloj me desperto' con su bip casi imperceptible a las 4:40. El dueño de la posada se levanto' a tiempo para llevarme al aeropuerto. El auto arranco'. Cuando llegamos, el aeropuerto de Leh todavia estaba cerrado. No me hicieron problemas por no tener ticket impreso. Ni por no tener mas que una copia del pasaporte, aunque me hicieron completar un formulario extra. El vuelo salio' a tiempo y pude ver los Himalaya dese tierra por ultima vez.
En Delhi me esperaba una mañana lluviosa y fresca. Ni por asomo los 40 graos que esperaba encontrar. La mochila llego' bien. El rickshaw a la embajada italiana me cobro' poco. En la embajada me dejaron entrar con mochla, aunque obviamente la tuve que dejar en la garita de seguridad. Me atendieron enseguida. No tuve que comprar un pasaporte nuevo. Me dan un documento de viaje gratis. Es todo lo que necesito para salir de la India, ademas del visto bueno de las autoridades locales. Sigo en taxi hasta Majnu ka Tilla, la colonia de refugiados tibetanos al norte de Delhi.
Calles estrechas que apenas dejan entrever el cielo. Gente sentada en la calle, conversando, rezando, canturrenado, esperando que alguien se interese en comprar algo. Un tibetano me pide que le compre algo asi' consigue pagar su ticket a Dharamsala. Hasta para mendigar al menos ofrecen algo a cambio. Busco donde hospedarme y donde comer. Desde mi cuarto se escuchan pajaros. Perfecto. En la caotica Delhi, doy con un lugar tranquilo. No se escucha el transito de la avenida a menos de 100 metros. Del otro lado hay un rio y espacios verdes. Se escucha musica ceremonial desde el templo.
Delhi me dejo' una mejor impresion esta vez. Pasamos por barrios residenciales con grandes jardines, veredas nuevas, menos suciedad, grandes palacios gobernamentales, transito razonable y poca gente caminando por la calle. Me recuerda a veces a San Pablo, pero con 12 millones de habitantes en vez de 19, con un par de milenios mas de historia en sus 7 ciudades. Puede que en 50 años sea una linda ciudad.

lunes, 18 de junio de 2007

Domingo en Leh


Con la parsimonia de siempre, Leh se despierta sin hacer mucho alboroto. Es domingo y muchos negocios estan cerrados, por mas que el bazar parezca bastante activo.
Compro pan kashmir en una panaderia cerca de un arbol sagrado plantado en el siglo XVI. Los pegan como chicles en las paredes de un horno circular hasta que se cocinen.
Me hospedo en la Zom Guesthouse, una posada familiar puesta a nuevo, con su tipica huerta, la abuela sentada al sol y el sendero de piedras que desemboica en una de las calles principales.
Compro especias de la zona, damascos (albaricoques) secos, te' y jabon de tsetalulu, un par de libros y una bolsa de dormir de pluma en oferta: 10% de lo que vale en Europa. Ok, ya cargo demasiado.
Almuerzo tibetano: thukpa, chowmein y kawa (sopa, noodles y te' de cardamomo y canela). Sigo con un lassi de damascos y un jugo de tsetalulu. A la noche, arreglo para cenar con Stanzin, el promotor de Ecological Footprint y un par de amigos suyos. Primera cerveza en meses, palak paneer con un par de roti para acompañar. Ok, tal vez estos nombres no les suenen a nada.
Uno de los amigos de Stanzin, Gygmet, lleva una camisa con la bandera cubana y la imagen del Che Guevara. No se' si es socialista (como si las etiquetas sirvieran de algo), pero le interesa mucho America Latina. Hasta me sorprende por todo lo que sabe. Hablamos de casi todo, de futbol a politica internacional. El viejo sabor de una cerveza con amigos.
Vuelvo por los senderos de piedra hasta la posada. No me quedan muchas horas de sueño.

Foto: aldea de Shara (cortesia de Rebecca S.)

El incio del fin


La vida de aldeano en Ladakh ha sido de las mejores experiencias que he tenido. Vida sencilla, familiar, alegre, calida, inocente, natural. Cantar y silvar por los campos, hacer pausas para beber te', caminar por las montañas intentando no perder el aliento, arropar a un chivito recien nacido, ayudar a preparar la cena y compartir todas las tareas domesicas. Y disfrutar de mucho tiempo libre sea solo o en buena compañia.
El sabado a la noche Gyaltsin preparo' una cena especial por mi despedida: un par de pizzas a la ladakhi: cocinan primero la masa como si fuera un chapati, le agregan la salsa de tomate, queso y verduras locales, albahaca y oregano. La mejor pizza que he probado en este pais.
Ultimo dia. Sylvan, el carpintero de Bristol, intenta con exito subir a una cima cercana. Vuelve casi sin oxigeno. Rebecca tuvo su dia de pastora, de la mañana a la noche subiendo y bajando la montaña con la mujer de Gyaltsin y un rebaño de chivos. Kath toma sol. Steve prueba suerte con el arco y flecha. Yo apenas preparo mis cosas y camino entre las casas. Despues de cenar, le doy la mochila de regalo a Lhamo para que cargue sus utiles escolares. Se despierta, la carga y la pasea de lado a lado de la casa. Me ofrece un pañuelo que regalan como forma de agradeciminento.
Ultimo desayuno en la aldea. 6 de la matina. Gyaltsin me prepara un porridge de tsampa con te', manteca y queso de dimo secado al sol. Rebecca se levanta para saludarme. Saludo a todos los que estan despiertos. Respiro el aire del valle y cargo mi mochila en el autobus a Leh.

Foto: casa de Tashi en Shara (cortesia de Rebecca S.)

martes, 12 de junio de 2007

Vida de aldea


8 de junio. Mi viaje se acerca a su fin pero no me preocupa. Despues de almorzar salimos hacia la aldea de Shara, a unos 60 km de Leh y a cerca de 4000 mts de altura. Ademas de los ingleses se nos suma Steve, un nipo-estadounidense con pinta de cowboy. Es cocinero en Hawai y tiene experiencia en granjas organicas.
De camino hacemos dos paradas. La primera para visitar el monasterio de Tiksey, con algunos frescos espeluznantes de demonios tibetanos. La segunda es para mojar los pies en el rio Indo. Hace calor. Las aguas del Indo son turbiamente azules y frias. Todo lo que necesitamos.
Media hora despues llegamos a la aldea de Shara. Una docena de casas en el valle que conduce al paso de Shara-la, a 4900 mts de altura. Nos alojamos en la casa de Gyaltsin, un simpatico ladakhi de 30 años, su mujer Yangchen, y sus hijos Tenzin, de 11 años, y Lhamo, de 7. Steve duerme primero en el techo de la casa y luego en una hamaca. Los ingleses en una pieza, nosotros en otra y Gyaltsin en la cocina.

11 de junio. Nuestras rutinas consisten en trabajar un par de horas por la mañana y tal vez un par de horas a la tarde. Regar las plantas cambiando el curso de los arroyos, plantar verdurar y preparar los canteros, ayudar a lavar el centeno y ver como lo tuestan y lo nuelen en el molino local. En la pausa tomamos te' con gente que no habla una palabra de ingles y con la que apenas nos cominicamos por gestos o silbando las canciones que ellos cantan.
El resto del dia lo dedicamos a comer, dormir la siesta, jugar a las cartas o al ajedrez, pasear por los campos, jugar y bromear con la gente local, aprender dos o tres palabras en ladakhi, tomar te' con cardamomo y canela o el tipico te' tibetano de manteca (muy bueno para acompañar el pan de centeno) y a practicar tiro al banco con arco y flecha.
La comida es bastante variada: un dia preparamos mokmok todos juntos, otro dia comemos thukpa (sopa de pasta con verduras y porotos), arroz con dal o con lassi de dimo (yak), o sopa con queso de dimo, o tsampa con manteca de dimo que tiene un ligero sabor a roquefort. Hoy vinimos a Leh a comprar provisiones. Pensamos preparar
una cena italiana para la familia.

Leh, Ladakh


6 de junio. Finalmente llegamos a la capital de Ladakh, a 3400 mts sobre el nivel del mar. Paisaje arido y montañoso, con dos cimas a la vista que superan al Aconcagua. Casas de dos plantas, de adobe, piedra y paja. Ventanas de madera trabajadas en estilo ladakhi. Poblacion mayormente ladakhi, una tribu etnica y religiosamente tibetana. Hay tambien bastantes kashmiri con sus comercios de pashminas, alfombras, artesanias, panaderias y barberias. Dos gompas o castillos/monasterio vigilan la ciudad.
La ciudad es bastante plana. Apenas sobresalen algunos lamasterios, una mezquita y el techo dorado del mercado principal. Cada casa tiene su huerta y la mayoria de las familias tiene cuartos en alquiler. Apenas empieza la temporada veraniega y todavia es bastante facil encontrar alojamiento.
Con Philip, el ingeniero de Kerala, esperamos sentados hasta que las mujeres decidan en que posada podemos parar. Seguimos todos juntos al menos por otra noche. Salimos a cenar todos salvo Philip, que tiene mal de altura. Si, cuesta respirar.
Leh es bastante oscura de noche. Hay pocas calles iluminadas y ninguna fabrica o complejo importante. Pocos autos, muchas estrellas. De vuelta a la posada con rebecca vemos una estrella fugaz. Exclamamos un Uaaaau! al unisono.

Al dia siguiente averiguamos para ir a una granja organica en una aldea a las afueras de Leh por medio de la organizacion Ecological Footprint (www.ladakhecologicalfootprint.com). Uno de los promotores, Tanzin, nos dice que hay una posibilidad de salir en grupo a una aldea mañana mismo. Por esa noche nos podemos alojar en su casa con media pension incluida.
A la tarde nos separamos para pasear por la ciudad y hacer compras: anteojos de sol y crema humectante. No hace falta nada mas.
Desde el castillo/monasterio contemplo la ciudad y el valle. En ningun otro lugar de la India me he sentido tan bien. Sera' que no tiene nada de indio salvo la administracion.
Camino por las casas quinta en el barrio Sankar. Me pierdo por los senderos de piedra. Una anciana me saluda en ladakhi y en ingles: Hello! Jule! What are you looking for? Me indica el camino a la casa quinta/posada y otra anciana en vestidos tradicionales, trenzas atadas en la punta y sombrero con orejeras, me indica la puerta de entrada. Es la madre de Tanzin. Nos sirve te' y mas tarde la cena. Su marido reza y hace girar su rueda de oracion continuamente. Hablo con la otra pareja que va a la aldea mañana, un carpintero y una trabajadora social de Bristol. Cenamos te' con leche de dimo (hembra del yak), arroz con verduras y dal de porotos verdes. Los ancianos no hablan mas que ladakhi pero no dejan de sonreir y atendernos. Tanzin nos cuenta cual es el programa para mañana, nos explica cuales son las actividades sociales en la aldea que promociona y sobre otras actividades que realiza su organizacion. Nos dice que su madre esta' preocupada porque mañana no vamos a almorzar con ella.

jueves, 7 de junio de 2007

Carnavalito en Sarchu


4 de junio. Contratar un jeep en la India es como jugar a la loteria. Nunca se sabe si lo que prometen tiene algo que ver con la realidad. En el caso de la agencia Antek de Manali, tuvimos todo lo que prometieron: un buen jeep con neumaticos casi nuevos, tres asientos para dos personas, un chofer que conoce el camino como la palma de su mano, electrolitos para el mal de altura, paradas en buenos restaurantes y excelente atencion.
Viajamos con dos parejas de indios, una de Kerala y la otra de Shimla. Ingenieros en computacion escapando del calor de las planicies.
Despues de pasar a una infinidad de camiones, jeeps y autos, llegamos al primer paso importante: Rohtang Pass. Ahi se ven enjambres de turistas indios arrojandose bolas de nieve, esquiando, paseando en yak o apenas tomando sol.
Despues de almorzar cruzamos el segundo importante a 16.500 pies de altura (no entiendo porque' no usan el sistema metrico) y a eso de las 4 de la tarde llegamos a nuestro campamento cerca de Sarchu. Una planicie rodeada de montañas. El paisaje me recuerda un poco a Mendoza, o a al NOA, o a Bolivia. A Rebecca le recuerda un poco a Arizona. Un rio que no se ve ni se oye pero se adivina al pie de unas barrancas. Hace frio. Buenas carpas blancas para dos personas. Sabanas limpias y frazadas extra. Comida deliciosa y amable atencion. Nuestros compañeros de viaje resultan muy simpaticos. Todo es perfecto.
A la noche la temperatura baja a -5. Estamos a mas de 4 mil metros de altura. Tengo ganas de ir al baño pero me cuesta salir de la carpa. Tomo coraje y no me arrepiento. La luna casi llena ilumina el campamento, el valle, las montañas. Vuelvo a la carpa silvando un carnavalito.

domingo, 3 de junio de 2007

Cuatro ojos ven mas que dos


Dicen que la ruta al Valle de Spiti, con sus fantasticos monasterios tibetanos a mas de 4 mil metros sobre el nivel del mar, no esta' muy transitable. Problemas de derrumbes y escasos trabajos de mantenimiento.
Dicen que volvamos a preguntar en un par de dias. Para cambiar ambiente, nos mudamos a Naggar. Dos dias de absoluta tranquilidad dedicados a comer, leer, caminar, charlar y dormir. De paso compramos guantes de angora para el frio que nos espera.
Dicen que se podria ir a Spiti, pero por otra ruta mucho mas al sur. O que podriamos aprovechar que todavia no hay tanta gente yendo a Ladakh, y viajar en uno o dos dias a Leh, la capital de esa region, a 3505 mts sobre el nivel del mar. Solo hay que prepararse para cruzar dos pasos a mas de 5 mil metros de altura.

Mientras tanto empiezo a conocer un poco a Rebecca, hasta ahora mi unica compañera de viaje en la India. Me gusta viajar solo, pero debo confesar que esta chica de Vancouver viene resultando una excelente compañia (y toco madera por las dudas). Sonrisa jovial, cara fresca y nada mas que aparente ingenuidad. Sabe cuidarse por si sola mas que bien.
No fuma. No bebe si no esta' en un ambiente que no conoce o entre amigos. No consume nada mas fuerte que un cafe' con leche. Y buen paladar no le falta. Chica sana, lo que se dice.
Acostumbrada a veranear en las montañas, no le tiene miedo a la altura ni a cargar su mochila prolijamente cargada. Es de facil andar y de facil convivencia.
Tampoco hemos tenido problemas para ponernos de acuerdo sobre lugares para comer y para dormir, sobre que' hacer y de que' hablar, sobre cuando hacer cosas juntos y cuando separarnos. Y viajar en duo es siempre una ventaja para dividir gastos, para buscar informaciones y por seguridad. Cuatro ojos ven mas que dos.
La unica cosa en la que no coincidimos es en los horarios para despertarnos. Yo me despierto al alba, y ella unas tres horas mas tarde. Pero mañana tendremos que coincidir en esto tambien. A las seis de la mañana salimos en jeep hacia Leh.

Foto: camino a Leh (cortesia de Rebecca S.)