miércoles, 18 de julio de 2007

Rosebud

2 de julio. Como en Citizen Kane, todo termina donde empezó, al este de Gorizia y al sur de los Alpes. En Ljubljana el tiempo es indeciso y los pronósticos de los servicios meteorológicos de Eslovenia y de Alemania nos dan información contradictoria. Uno dice que lloverá en las montañas, y otro que hará buen tiempo. Nos limitamos a observar los cambios climáticos. Se ven nubes sobre las cumbres pero al final despeja. Y cuando despeja, ya es demasiado tarde para salir de casa, asi que con Gabriel nos dedicamos a comer, a matear, a ver y a escuchar noticias argentinas por internet.
Pasan tres dias de inactividad, salvo por la observación de nubes y el mantenimiento de las tradiciones: cocinar, comer, escuchar la rock&pop, matear, hacer planes y birrear con moderación. Al cuarto día, después del almuerzo, decidimos probar suerte por la colina de Smarna Gora. Gabriel carga el equipo de escalada y yo apenas los mapas. Es que la India me ha debilitado. Buscamos unas paredes fáciles de subir pero no las encontramos. Después de dos horas de caminata entre la ruta y el bosque, desistimos. Subimos a pie a una torre y bajamos por el bosque hasta la ruta a casa. Nada como una buena cena para recuperar energías.
Por internet busco ofertas de casas con terrenos a la venta y Gabriel piensa cómo montar su empresa de turismo. También intenta convencerme para que busque una chica eslava. Gran novedad, piensa comprarse un auto. Si es que no quema sus ahorros en más equipo de montaña.

Recuperando la identidad

29 de junio. Pasé el domingo en casa, experimentando recetas indias con algunos amigos como cobayos: Paola, Alessandra, Ros y Giuseppe. Temo haber exagerado un poco con las especias. El lunes dejo de ser un indocumentado. Tramito la carta d'identita', cambio mi domicilio, pido una nueva Bancomat, compro un nuevo celular con un nuevo numero de telefono que funcionará luego de un par de días. Paso por la oficina para saludar a los colegas y a leer los 1300 emails que se acumularon en la casilla de entrada. Compro varios tipos de queso y preparo pan al horno. Estoy de vuelta en mi universo gastronomico: fontina, bresaola, songino, rucola, nero d'Avola, tortellini, pizza quattro stagioni, carciofi y otras delicias. Aperitivo para despedir a una colega que quiere dedicarse al altruismo. No faltan mujeres atractivas. Con dos copas de vino supero mi consumo de alcohol de los últimos dos meses. En la metro escucho el familiar anuncio del proximo paro de transporte. En la estacion central no encuentran una conexion de tren que sin embargo existe. Aún me quedan unos días de vacaciones y extraño el traqueteo de un tren.

Il Ritorno

25 de junio. Hora de juntar las cosas e irse. Quedé con un taxista para que me lleve al aeropuerto a las 5 de la mañana pero no apareció. Por suerte encontré a otro que me llevó por el mismo precio y me quedé con suficientes rupias en los bolsillos para desayunar.
El impacto cultural al subirme al avión de British Airways fue mínimo. La comida y la mayor parte de los pasajeros eran indios, pero al menos pude saborear la primera copa de vino francés en meses. En Heathrow por fin me sentí de regreso. Lo más multicultural y moderno que he visto después de la metropolitana en Delhi.
En Milán me esperan temperaturas moderadas, los aperitivos al aire libre, y comida con sabor a casa. Todo me gusta. Hasta los mosquitos me caen simpáticos. Bueno, no exageremos.
Aperitivo con Paula, mi querida anfitriona, una querida pizza y una querida ducha. No duermo mucho. Amanece temprano y duermo con la ventana abierta.
La sensación de volver es ligeramente extraña. Pareciera que el tiempo no hubiese pasado, y sin embargo siento un hueco temporal. Me pregunto si al año sabático no me lo soñé.