jueves, 25 de diciembre de 2008

White Christmas


Otra Navidad lejos de la familia. Fernanda se fue a un pueblo cerca de Londres a pasar las fiestas con un amigo, y yo decidí empacar mi equipo de snowboard y poner rumbo a los Alpes Julianos, a visitar a Gabriel y a Marinka.
En Eslovenia no hay mucho que hacer en invierno, salvo ir a esquiar. El primer día nos levantamos demasiado tarde para desemplovar las tablas de snowboard, así que el plan era dar una vuelta fuera de Eslovenia, visitar un lago cerca de Tarvisio y hacer compras por Austria. Una tarde entre tres países y una cena saboyarada en casa a base de ensalada, raclette con papas, cebolla y crema.
El 24 finalmente fuimos al minúsculo centro de esquí de Velika Planina. Las pistas estaban un poco duras porque hacía días que no nevaba, pero la tarde sirvió para recordar cómo demonios se hace snowboard y así poder terminar bajando pistas a una velocidad razonable sin caerme. Antes de eso, un tropezón me hizo morder la nieve.
Todo venía bien, salvo algún raspón. La puesta del sol fuemagnífica, aunque mi cámara sin batería no me permitió fotografiarla. Volviendo a casa, el auto de Gabriel patinó en una curva a poca velocidad y golpeó contra la banquina. Al parecer las llantas de invierno tienen mal agarre para el asfalto mojado. La cuestión es que el golpe hizo pinchar un neumático y, por ir en curva, el semieje se dobló. Gabriel sacó la rueda y dió como veredicto que teníamos que llamar al remolque.
De vuelta en casa, intentamos olvidar lo sucedido y festejar la nochebuena con una cena alemana: chucrut casero y cerveza.
Hoy es Navidad y no hay mucho para hacer. Sin auto, en una ciudad sin nada abierto y, para colmo de males, resfriado tras la espera de ayer al costado de la ruta. A la tarde puede que me encuentre con una amiga que está aquí de paso. Mientras tanto, almuerzo pasta y disfruto de una Navidad blanca. Nieva copiosamente.

lunes, 15 de diciembre de 2008

La fiesta



Finalmente dejamos el piso en condiciones presentables como para organizar una fiesta en casa. Unas plantas y un par de luces, un cuadro colgado en la sala, más copas, ceniceros y otras cosas que apenas nos sirven para estos eventos, una buena limpieza general, comida y tragos.
Contando a los invitados de última hora, recibimos a unas treinta personas de una docena de países. Algunos bajaban un rato a ver cómo iba el clásico entre el Real Madrid y el Barça, otros pedían permiso para traer a algún amigo, pareja o afin.
Los anfitriones nos repartimos bien las tareas: mi compañera de piso preparaba mojitos, yo me encargaba de la comida y ambos ibamos de un lado a otro ocupados de hacer sentir a la gente lo más confortable posible.
Nos pidieron que hagamos fiestas más seguido pero tendrá que esperar tal vez un mes.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Milano. Neve. Pioggia. Scioppero. E teatro.


Llegué atrasado a Malpensa, pero a la hora de haber aterrizado ya estaba tomando té en casa de Paola. Milán se vestía de blanco tras una tarde de nieve que poco a poco se fue transformando en llovizna. Al día siguiente desayunamos con calma y salimos a caminar hasta parco Sempione. Paola intentaba convencerme que Milán es una linda ciudad bajo la melancolía invernal. Coincido en que puede tener su encanto, con sus palacios liberty y sus bulevares nevados.
Almorzamos en el Tara, simpático restaurante indio de via Cirillo que parecía abierto apenas para nosotros.
El programa del sábado a la noche fue ir al teatro filodrammatico a ver "La fattoria degli animali" de Orwell dirigida por Bruno Fornasari. Sin animales. Con empleados de una cooperativa que se convierte en algo así como una multinacional inescrupulosa. Interesante giro de tuerca en plena época de derrumbes y escándalos en el mercado financiero internacional.
Después de teatro, fuimos con Paola, Akil y Cló a comer panini y a sumirnos en un ameno debate sobre el poder.
El domingo fue día de lluvia, bueno para tomar un café con helado en el Toldo, perderse por una librería cerca de Brera y cruzar la ciudad para tomar unas cervezas con Max y Roberto, hablando de mujeres y prestando algo de atención a un partido de fútbol.
El lunes pretendí cerrar la cuenta en el banco. No era el momento justo. Huelga de transporte, lluvia, frío y la cereza de la torta: cerraron mi agencia. Un cartel en la puerta indicaba otra dirección, no precisamente a la vuelta de la esquina. Aproveché para renovar mi carta d'identitá, esa reliquia de tiempos fascistas que suelo perder cada dos por tres. Como paso previo, tuve que denunciar la pérdida, lo que siempre es una experiencia interesante. Esta vez me tocó al lado un afgano que venía a denunciar el robo de su móvil y sus documentos en Stazione Centrale, un paraíso de los carteristas. A la noche pasé por casa de Cló y de Akil para dejarles una botella de Rivera del Duero. Akil me grabó la versión animada de Animal Farm, para seguir con la onda Orwelliana.
Y qué pasó con el grupo de teatro? Se han dispersado. Algunos han cambiado de escuela, otros se han tomado una pausa y unos pocos se ven seguido.
El martes intento nuevamente cerrar mi cuenta en el banco. La dirección anotada en la puerta de mi vieja agencia no correspondía a otra agencia, sino a una oficina del banco que apenas recibe el correo. En otra agencia me dijeron que mi nueva agencia estaba a 200 metros de la anterior. Lo cierto es que estaba a 20 metros y no se veía por estar detrás de una cerca con enredaderas. Llegué un minuto tarde, y por supuesto que no me abrieron. Ni siquiera había alguien que me pudiera abrir la puerta.

lunes, 24 de noviembre de 2008

De mudanza (3)


Sí, me he mudado hace tres semanas y aún no consigo que alguna stramaledetta compañía telefónica se digne a instalarme una línea de teléfono con adsl. Que Jazztel no encuentra la calle, que Ono y Orange no tienen cobertura, y que Telefónica no me deja contratar online o me pide datos que en el momento en que me llaman no tengo a mano. Mientras tanto, disfruto del mundo sin internet. Cine, una buena cena en casa, y música apenas interrumpida por el sonido de mi compañera de piso taladrando alguna pared de casa. Todavía me quedan un par de cuadros para colgar.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Autunno (2)


Cada noche llueve un poco más. Tanto que me olvidé de llamar a mi hermano para su cumpleaños...

sábado, 18 de octubre de 2008

Autunno



Llueve más seguido que de costumbre. Todavía las tardes son cálidas, pero las mañanas y noches están para prender la estufa.

sábado, 11 de octubre de 2008

Macumba



Mientras las bolsas del mundo se desploman, seguimos buceando en el irreal mundo de los alquileres de pisos en Madrid.
Cuando un piso nos gusta suele ser caro, o queda lejos, o lo alquilan en cuestión de minutos. Lo que parecía fácil, se extendió por unas siete semanas.
Finalmente vimos un piso reformado en La Latina, dentro de un edificio totalmente renovado por una promotora y a un precio no muy excesivo. Tal vez porque estaba harto de buscar, les dije que lo quería reservar.
Pidieron un aval bancario de seis meses. Lo tramité en un par de días en el banco donde tengo cuenta, un banco grande y respetado.
Los de la promotora me dijeron que el modelo de aval de ese banco era inaceptable, ya que el departamento jurídico de la promotora usa otro modelo de aval. Burocracia...
A los dos días, el departamento jurídico del banco me devolvió el modelo de aval de la promotora con correcciones. La promotora respondió una semana más tarde, diciéndome que su departamento jurídico había aceptado los cambios. Y me pidieron que les enviase toda la documentación para poder firmar el contrato a la semana siguiente. Les pregunté cuál era toda la documentación.
Silencio.
La semana siguiente era la primera de octubre, y yo pensaba que a esa altura iba a estar mudado. No recibí ninguna respuesta de la promotora. Una amiga que alquiló en ese mismo edificio me dijo que era así, que yo tenía que tener paciencia porque la promotora es muy lenta.
Por las dudas, volvimos a buscar piso con mi futura coinquilina, quien me dio luz verde para reservar uno si me gustaba y el precio era razonable.
-"Eres muy exigente, así que si para ti está bien, yo estoy de acuerdo"
A la semana visito el primer piso que había visto cuando decidí mudarme, allá por finales de julio. Al parecer no consiguieron alquilarlo para el primero de agosto como querían.
Tres cuartos, aire acondicionado, cerca del metro, semipiso en un edificio casi nuevo en una calle tranquila. Le digo al propietario, un matrimonio vasco, que lo quiero tal como está. Me dicen que para el 15 de octubre ya podríamos habitarlo, y que me iban a mandar el modelo de contrato al día siguiente. Mi coinquilina se pone contenta al saber que ya tenemos fecha de mudanza y que nuestra futura casa ya está amueblada.
Dos días más tarde me llama el dueño. Pide disculpas por el atraso, y promete que me enviaría el modelo de contrato y aclarando algunas dudas que tenía.
Dos días más tarde, no sólo no me manda el contrato, sino que me dice que unos amigos suyos del país vasco estarían interesados en venirse a Madrid y que me haría saber en unos días si el semipiso seguía disponible.
A 10 semanas de haber empezado la búsqueda, otra vez salimos a buscar casa.
Mi coinquilina al principio no me lo cree. Piensa que le estoy tomando el pelo. Le digo que es cierto, que los dueños cambiaron de idea. Empiezo a pensar que es porque somos extranjeros.
"Tenemos que hacer algo, o rezar o hacer una macumba para ver si conseguimos mudarnos en noviembre." - me dice ella.
No parece un método muy científico, pero a esta altura del partido...

viernes, 3 de octubre de 2008

De Aventura a Mallorca



Me fui de Aventura sin poder probar el budín recién hecho por Alessia, pero quedamos para que venga a visitarme el año que viene y me prepare todas las tortas que quiera en casa. Franco seguía como siempre en su mundo de transformers y modelos para armar. Mi hermano moja un dedo y lo levanta para ver para dónde sopla el viento. Buenas ideas no le faltan, pero con dos críos en casa y una novia en el otro hemisferio tiene que pensar todo al menos un par de veces antes de hacer cualquier movida importante.
Pocos días en familia, acompañando a mis sobrinos hasta sus escuelas, a mi hermano a su oficina, y a todos a la parrilla argentina de rigor para darnos una panzada de carne con ensaladas varias. Fui con Alessia y con Bibi a comprar apenas un par de cosas con mis euros camino a devaluarse. Una valija más grande que la mínima mochila que traje y que no era suficiente para cargar todos los libros que compré por Internet, calze e mutande que cuestan poco y siempre vienen bien, regalos para las mujeres de casa y no mucho más. Lo importante fue estar en familia, que ya justifica la visita con creces.
Apenas pasé unos días en Madrid antes de irme a Mallorca por trabajo. Escuché más inglés, alemán y ruso que castellano o mallorquín. Tuve tiempo de escaparme a la playa con algunos colegas españoles e italianos, después de las tediosas reuniones con un grupo de ingleses impresentables.
El primer día salimos a comer algo. En el primer bar que encontramos hablaban inglés. Nada de lenguas latinas. En el segundo bar que encontramos tampoco hablaban castellano. Recién en el tercer local hablaban español y servían de comer, pero cocinaban tan mal que parecían ingleses....

lunes, 22 de septiembre de 2008

domingo, 21 de septiembre de 2008

Una digna de Paul Auster


9 de septiembre. Me fui de Nueva York antes del 9-11 y antes de poder asistir a una charla de Paul Auster, un escritor tan newyorkino como el Empire Estate. Pero al menos pude vivir una historia digna de sus novelas.
Pasé la última noche dando vueltas por Brooklyn Heights, aprovechando el tiempo estival y las vistas de Manhattan. Parecía un buen programa de despedida. Más tarde supuestamente iba a encontrarme con Lisa y unos amigos de ella. La primera vez que la llamé me dijo que ella y sus amigos iban a estar por la zona norte de Brooklyn sin darme mayores detalles. Fui en subte a Manhattan para reentrar a Brooklyn por el norte, y la llamé desde la estación de Lorimer St, de la línea L, para ver por dónde estaba. Me dijo que estaba por salir de un bar cerca de Montrose Avenue y que en un rato se iba a casa. O sea que tendría que cambiar de línea dos veces apenas para verla unos minutos. Mejor arreglar para almorzar al día siguiente.
Sin ganas de volver a casa tan temprano, aproveché para picar algo por la zona. No parecía un barrio muy atractivo sino apenas una estación perdida y poco frecuentada. Entré al primer local que me gustó, un pequeño restaurante venezolano bien arreglado y bastante vacío. Me senté junto a la ventana. Pedí una cerveza negra y un par de empanadas. Al rato veo que pasa una chica escoltada por dos flacos. Me mira con cara de extrañada y yo le respondo con la misma mirada de sorprendido. Entra al bar para cerciorarse de que soy yo. Me saluda efusivamente.
-Ciao! Ma cosa stai facendo qua? Sei per uno dei tuoi soliti giri?
Era Marcella, la fotógrafa veneciana que venía a sacarnos fotos en el curso de teatro en Milán. Se vino con dos amigos a hacer un curso de fotografía y los tres andaban dando vueltas sin rumbo definido para conocer un poco la ciudad.
Ahora no me extraña que Paul Auster escriba sobre encuentros casuales.

Ground Zero



9 de septiembre de 2008. A 7 años del derrumbe de las Twin Towers y otros edificios vecinos, nada parece resurgir de entre los escombros salvo unas grúas y unas estructuras a mitad de camino entre cimientos y escombros. Del proyecto oficial puede que salga un coloso diseñado por Calatrava. Personalmente preferiría ver un pequeño jardín botánico, aunque suena demasiado ambientalista para que lo tomen en serio.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

lunes, 15 de septiembre de 2008

Entre Harlem y Mali


6 de septiembre. Un día de 30 horas no es lo usual. Salí de Frankfurt a la tarde y conseguí dormir un par de horas de siesta en el avión. Cuando llegué al aeropuerto JFK recién anochecía. La cola para el control de pasaportes era larga. Cuando tocó mi turno, el oficial de inmigración me dice que llené las casillas erradas. Siempre lo mismo. Perdí otros cinco minutos pero no pasé de nuevo por la fila larga.
Dígito pulgar derecho, dígito pulgar izquierdo, scanner del pasaporte, foto y adelante. Dentro de todo hicieron rápido. No despaché equipaje, así que a la media hora de haber aterrizado ya estaba oficialmente en Estados Unidos.
Hasta Jamaica Station no tuve casi ningún problema. Pagué el boleto con los pocos dólares que le cambié a un turista alemán que luchaba contra la expendedora de billetes. Las tarjetas de débito europeas no aceptan un gasto en Estados Unidos de apenas 5 dólares, así que no queda otra que pagar en efectivo. Compré una metro card para andar en subte y seguí las instrucciones para llegar al depto de mi amiga Lisa en City College. El viaje en subte me pareció interminable.
Finalmente salgo del subte y veo Nueva York por la primera vez, de noche, después de la lluvia, con calor y humedad y en un barrio decadente rodeado de latinos. Podría estar en Santo Domingo, pero la arquitectura no tiene nada de latinoamericana.
Cuando llego al depto de Lisa toco el timbre pero nadie responde. Intento llamarla pero me encuentro con un nuevo problema: mi económico celular europeo es incompatible con la red de Estados Unidos. Busco un teléfono público y me encuentro con un nuevo problema: necesito cambio en monedas. En un restaurante chino consigo que me cambien un dólar. Llamo a Lisa y me dice que la espere en casa, que si su compañera de piso no me abre la puerta, ella llegaría en unos minutos.
Vuelvo a su edificio y esta vez una chica me abre la puerta. Por la cara que tenía, se nota que se acababa de despertar.
Lisa me encontró semidormido sobre el sofá. Sigue siendo la chica encantadora que conocí un año antes en un bar tibetano dando clases de inglés. Me preguntó si estaba con ganas de escuchar jazz con un par de amigas suyas. Le dije que vine a conocer Nueva York, no a dormir.
Fuimos en taxi, en dirección a Harlem, hasta un pequeño pub. Tocaba un grupo de músicos al parecer de Mali, de Niger y de NY. Un par de africanas se contorsionaban rítmicamente cerca del escenario. El bar no estaba muy lleno y nadie fumaba. Fusión de jazz con ritmos y letras de África Occidental. Ambiente cordial y consumo moderado de alcohol.
La música era simplemente fantástica.
Lisa me preguntó si me gustaba el lugar. No pude menos que responderle con una gran sonrisa.

domingo, 14 de septiembre de 2008

sábado, 30 de agosto de 2008

Västra Götaland, o la antigua Suecia


Catedral de Skara


Convento cisterciense de Varnhem

21 de agosto. Caminata entre Skövde y Skara.

Mariestad

Södermalm

viernes, 15 de agosto de 2008

jueves, 31 de julio de 2008

Calma chicha



El tiempo en realidad se ha detenido. Parece la calma chicha del mediodía cuando el viento no mueve el velero, y lo único que resta hacer es echar el ancla, echarse sobre cubierta, dejarse mecer un poco por la corriente y esperar que el sol empiece a bajar y que el aire vuelva a correr.
Decido no hacer nada y descanzar en la rutina de cada día, dedicarme a actividades pasivas como ir al cine (he visto In Bruges y Tropa de Elite, recomendables en ese orden), tomar interminables tazas de té, leer en el subte y observar el techo desde el sofá, escuchando Sumo, Lenine, REM o música al azar.
Intento no detestar a los clientes, apurados antes de irse de vacaciones para tener informes que probablemente no leerán hasta que regresen de la playa. Los colegas van y vienen de vacaciones, y a veces me siento que trabajo en un hotel.
La familia sigue bien. Mi madre recibió los resultados de su chequeo médico número 15, y al parecer no tiene absolutamente nada de qué preocuparse. Puede irse de vacaciones a Córdoba con los nietos.
Me siento un poco solo.
Unos amigos festejan la llegada del calor y esperan con ansia las vacaciones.
Otros trabajan más que nunca, que a alguien le toca producir.
Otros se sientan a fumar...

miércoles, 23 de julio de 2008

Días africanos


La temperatura se fue haciendo más intensa con la luna llena de julio. Durante el día ya superamos los 35 grados y aire no trae ningún alivio. Mientras busco casa nueva, a cada paseo por la ciudad le sigue un periodo de inactividad febril a casa o en alguna sala de cine, de bar o restaurante con are acondicionado.
El cuerpo reacciona de manera poco extraña. Una mañana en la oficina me di un golpe seco en las dos rodillas con la cajonera. Uno de esos accidentes estúpidos al girar la silla hacia la mesa de trabajo. Un segundo después una ola de dolor subió directo a mi cabeza como si hubiese tomado de golpe un litro de cerveza tirada. Quedé planchado, sentado en la silla como si estuvera dormido. De hecho, estaba semidormido, sentado y conciente de lo que pasaba a mi alrededor. Y lo que pasaba a mi alrededor es que mis colegas me preguntaban si me sentía bien. Me acosté un poco en el piso. Al parecer tenía la cara pálida como una hoja de papel no reciclado.
Al rato vino el equipo médico del Samur. Electrocardiograma, control de glucosa en la sangre, presión y pulsaciones. Reacciono bien. Apenas fue una reacción del cuerpo para evitar el dolor. El calor debe haberme afectado un poco. Me recuperé con una sonrisa, di gracias al equipo de emergencias y paso el resto del día en casa, cocinando y durmiendo.
A la noche corre aire más fresco. Abro la ventana de par en par y dejo la puerta entreabierta para que pueda pasar el aire pero no el gato.

martes, 8 de julio de 2008

De mudanza (3)


A punto de cumplir un año en Madrid y un año en la misma casa, empiezo a festejar este primer aniversario regalándome un corto viaje. Para observar las cosas desde otra perspectiva lo primero es moverse un poco, empacar las cosas, despedirme de la gata, de mi compañera de piso y de las torres de Chamartín que veo todos los días tras los ventanales.
Haciéndola corta, cambio casa.
Antes de que termine el verano espero estar durmiendo en otro rincón de la ciudad.
Como no es bueno estar solo, también cambio compañía. De hecho, fue ella quien me propuso que vayamos a vivir juntos. ¿Que quién es ella? No nos conocemos mucho pero nos conocemos de vista desde hace años. Su cuñado es uno de mis mejores amigos, pasé un fin de año en la casa de su madre y nos cruzamos en un par de viajes y vacaciones.
Cuando me propuso que compartiésemos un piso pronunció las palabras mágicas: "io posso cercare un apartamento". Perfecto. Ni tengo que esforzarme demasiado.
En unos días llegará de Milán. Empiezo a despedirme de mi casa.

sábado, 5 de julio de 2008

A media luz


El verano es una siesta permanente.
Vida de león. Salir de cacería y dormir el resto del tiempo.

miércoles, 25 de junio de 2008

La Malvarosa



21 de junio. Casi no noto mosquitos, pero basta caminar un par de cuadras para que caigan las primeras gotas de sudor. Desayuno con Ale, a la que le acaban de robar la bicicleta verde que le regalamos para su cumpleaños. Pero bueno, ha empezado una buena jornada. Los mozos del bar bromean sobre la bicicleta robada. Dicen que la tienen ellos guardada. Una chica preciosa deja justo su bicicleta sin candado. No la pierdas de vista! Ella a la bicicleta y yo a ella.
Café con leche, una brioche y falta el diario. Lo compro antes de almorzar un poco de pescado crudo.
Via Torino está insoportable, entre el calor y la gente. Busco un lugar con aire acondicionado y termino en el cine. Pasan Gomorra, basado en historias del libro homónimo. Me recuerda un poco a mis viejos pagos.
Tomo un helado con Pat y una Guinness antes de que empiece el espectáculo. Mis amigos de teatro presentan La Malvarosa. Pequeñas escenas robadas de Harold Pinter sobre las relaciones de pareja. Que el matrimonio es una cadena tan pesada que se necesitan al menos tres personas para cargarla. Al parecer Pinter concebía al matrimonio como un acto masoquista. Allá él.
Bien por el resto. Por los 15 más uno (el director, Fabio) que se subieron al escenario, por el saxofonista, por la productora artística (Giulia), y por el público, salvo por el cretino que dejó el celular encendido, y por las viejas hinchapelotas que hablaron buena parte del tiempo como si estuvieran en el living de su casa, y por los desubicados que sacaron fotos con flash a pocos metros del escenario.
Al final, no hay nada como tomar algo con los actores después del espectáculo, dejarlo a Akil de fotógrafo por un rato no muy largo, relajarse en buena compañía, mirar las caras sudadas y cansadas, intuir en qué estado de ánimo se encuentra cada uno, hacerse amigo de la noche, y desaparecer entre besos y saludos más o menos afectuosos.

El vino del estío



De repente paró de llover. Ya no hay noches frescas. La luz tardía me lleva a merendar a las 21 y a cenar un par de horas más tarde. No hay casi nada en la heladera, salvo una botella de Veuve Clicquot y una torta de Alcazar. Casi nada. De los ventanales de casa las marionetas saludan al sol. Escribo, bebo té, como queso y pruebo los cada vez menos frecuentes sorbos de vino. Cuesta dormir. Cuesta trabajar. Cuesta escribir. Por las terrazas de Madrid miro la gente pasar. El calor no solo afecta a las hormigas.

jueves, 5 de junio de 2008

De vuelta a la rutina


La lentitud. Ya siento nostalgia de Cataluña...

martes, 3 de junio de 2008

Besalú


A mitad de camino entre Oulot y Girona está Besalú, con sus calles y su puente de piedra en proceso de reciclaje, sus poco más de 2 mil habitantes y sus cozy shops. Me bajo del autobús y veo los nubarrones, más dispuestos a mojarme que un niño en pleno carnaval. Algo me dice que es hora de almorzar.
En la ciudad no se come mal, y la atención es buena. De los mozos a los comensales, todos parecen pasarla bien. Pido un tagliat (un cortado), la cuenta, y salgo a conocer la ciudad.
Ya no llueve.
Cuando llego hasta un mirador y veo el puente medieval, decido pasar la noche acá.
Veo un local que hace pizza y empanadas. Pasan música brasileña y lo atiende una chica muy guapa. Debe haber un argentino por algún lado. Le pregunto a la chica y me confirma que su novio es argentino. Le dije que me di cuenta por la comida y por la música.
- ¡Pero si la música es brasileña!
Hay cosas que es inútil explicar. Supongo que los catalanes no son fanáticos de la música francesa.

miércoles, 28 de mayo de 2008

La fameia

Rezos a San Antonio

Sitadeła


Excursión corta de Vicenza a la ciudad amurallada de Citadella. Lo bueno de las ciudades pequeñas es que no hay que caminar tanto. Mi madre se queda en el hotel a descanzar, y con mi viejo bajamos en una estación que parece no conducir a ningún lugar. Sin embargo, las murallas están a la vuelta de la esquina.
Me pregunto cómo será vivir en una ciudad redonda, cortada en cuatro porciones por dos avenidas, rodeada de una fosa y comunicada por cuatro puentes, dando vueltas como caramelo en boca de viejo.

Palladio

sábado, 24 de mayo de 2008

La Promesa


19 de abril. Mi vieja vino a verme. A mí, a la virgen de Fátima y a la piazza San Marco.
Lo primero es lo primero. Fui a recibir a mis padres al aeropuerto, les reservé un lindo hotel cerca de casa y los llevé al mejor restaurante a menos de cien pasos de distancia. Les dejé las llaves de mi depto y dejé que mi madre hiciera de madre y que mi padre hiciera de padre. La única diferencia es que esta vez hice un poco de hijo y un poco de padre de ellos.
Lo segundo es lo segundo. Organizar la visita a Fátima cuando se jugaba el torneo de Estoril. Las agencias de turismo que consulté no encontraban nada disponible, así que empecé a navegar por la red a ver que se conseguía. En una hora conseguí pasajes para ir un fin de semana a Portugal. Reservé un buen hotel en Lisboa y otro en Fátima lo más cerca posible de la basílica y compré los tickets en tren de Lisboa a Fátima. Todo listo para subirse al avión.
Lisboa nos recibió con llovizna. A pesar de haber llegado tarde, la cocina del hotel estaba abierta. Buena comida, gentil atención y precios razonables. La habitación era fantástica, así que fue un buen comienzo. El comentario de mamá antes de dormir me puso de buen humor: ¿no nos podemos quedar otra noche en este hotel?
El sábado desayunamos temprano y nos tomamos un taxi hasta la estación de tren. Garuaba. Ocupamos los asientos reservados en el primer vagón y dormitamos por una hora. No recuerdo mucho del paisaje. Tal vez me lo soñé.
La estación de tren de Fátima queda a una media hora de taxi de la basílica. Hace falta atravesar un par de pueblos y un par de colinas. “Ayer en la sierra, a unos 80 km de aquí, nevó. Por eso hace frío”, dice el taxista. Una vez en Fátima, nos da un paseo por la ciudad sin cobrarnos extra.
La recepcionista del hotel es joven y guapa. Empiezo a interesarme por el turismo religioso.
De la ventana del hotel se ve la basílica antigua, así que mi vieja suspira aliviada. Va a tener que caminar poco.
El clima parece sincronizado con todo lo demás. Aguaceros, micros que descargan feligreses y misas, todo cada dos horas. La antigua basílica es sencilla y acogedora. La nueva tiene un cristo que parece indio, como para sentirse en casa. Escuchamos la misa y el coro con percusión de lluvia. Salimos sin prisa para almorzar, que en un pueblo no hay que apurarse para ir a ningún lado. A dormir la siesta o a ver souvenires.
Cenamos no muy tarde y ya de vuelta en la habitación y listos para ormir, la vieja se asoma por la ventana. Algo brilla. Hay luna llena. Alguien canta. Una procesión. Un río de velas. La noche se alarga.
Salimos al encuentro de la multitud, que llevaba la cruz iluminada a través de la plaza principal. Escuchamos los cantos desde la capilla externa. Llovizna otra vez, pero estamos protegidos.

sábado, 10 de mayo de 2008

En familia

Desde que vienieron mis padres de visita no he escrito un solo post. Pensaba escribir algo para el aniversario del conflicto de Malvinas, pero queda para otra vez. Tampoco he escrito nada sobre la visita de Ivan, ni de mi breve visita a Italia para votar por uno de los perdedores, ver la puesta en escena de la obra teatra de unos amigos, bailar unos tangos con Alessandra y comer una pizza con Akil y Clo.
Pero bueno, la gran noticia es que mis padres vinieron a visitarme por primera vez desde que me fui de casa, que se quedaron casi tres semanas en Madrid, que por primera vez en mucho tiempo pasamos unas vacaciones juntos y que ha sido una muy buena experiencia tanto el pasar un tiempo con ellos como el poder cuidarlos y asegurarme de que se fueran bien y satisfechos de haber cumplido con todos sus objetivos: mi padre estuvo con sus parientes, mi madre estuvo en Venecia y en Portugal y ambos conocieron un poco los lugares y personas que suelo frecuentar.
No se pierdan los siguientes posts con detalles sobre esta visita.

martes, 25 de marzo de 2008

Por el mundo sin salir de la ciudad


El Viajero no sale de la ciudad. Apenas navega en internet, va a trabajar, sale a correr por el barrio, va en busca de experiencias gastronómicas, de exposiciones de cuadros y fotografías, de espectáculos de danza, de encuentros con amigos mas o menos recientes, se acomoda en la butaca de una sala de cine y hace de guia en una ciudad que conoce poco para amigos que no la conocen en absoluto.

De afuera llegan noticias variadas. Los tibetanos se levantan contra nuestro grato proveedor de electrónicos y ropa a bajo costo. Casi toda la UE reconoce a otro pedazo de tierra pseudo soberana que ha elegido democráticamente a una banda de criminales. Errar es humano. Del otro lado del Atlántico salen a intervenir el mercado para salvaguardar el mercado libre y dejan que el gobernador de NY renuncie por compartir parte de su fortuna con una profesional. Eso de que “el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra” al parecer no va. Mas vale salvar a un especulador que perdió millones que no eran suyos a un administrador que derrochó unos miles que sí lo eran.

Se han cumplido 5 años de ocupación usense en Iraq. El presidente Bush dijo que la invasión ha hecho del mundo un mejor lugar. Depende de lo que se entienda por “el mundo”. La cuenta de invasores muertos llega a 4 mil. La de iraquíes no bajaría de 90 mil. Y si intentásemos hacer un mundo peor?

Hace unos 30 años que Mafalda decía que la Tierra estaba enferma. No hace mucho le dieron el premio de la paz a un tipo que gastó un buen presupuesto para decir algo parecido. No sé por qué no premian a tipos prácticos como Sergei Brin, Steve Chen o Linus Torvalds.

miércoles, 12 de marzo de 2008

A la espera


Prematura primavera. El invierno no ha terminado pero ya se ven durazneros y cerezos florecidos.
El último fin de semana de febrero pude pasear por París sin necesidad de tanto abrigo. El primer fin de semana de marzo, en Madrid, pude dejar el sobretodo en el armario. La temperatura llegaba a los 20 grados. Ni una nube a la vista. Había sol a pleno y todas las terrazas y plazas de la ciudad estaban abarrotadas de gente. Madrid había florecido y los osos salieron de sus madrigueras.
Nuevos días invernales. A la primavera prematura le siguió una breve ola de frío, como para ver la leña en el hogar reducirse a blancas cenizas. Si tan solo tuviera leña.
Fui al medico para hacerme un chequeo general. El resultado es que carezco de interés clínico. Todo dentro de lo normal. Hasta tengo el mismo colesterol que tenia a los 19.
Pasaron las elecciones españolas. Si fuera Zapatero, tal vez no estaría tan contento. Los pronósticos locales no son muy buenos, independientemente de quien haya ganado. Demasiadas promesas que incumplir.
En casa espero visitas. Una amiga avisó que viene para pascua. Mis padres vendrían en abril y otra amiga puede que venga en mayo. De viajero paso a ser anfitrión.