jueves, 27 de diciembre de 2007

Il sorriso della Monalisa

Nada de Navidad en familia. Los planes de pasar las fiestas con los parientes en Tirano saltaron por el aire. La familia no está en un buen momento. A todas las actividades de fin de año (atender a los turistas, contar fábulas a los niños, preparar la cena de Navidad) se les suma otra preocupación. Mi tía Fanny se muere. No pudo llegar a los 90. Su agonía terminará el 24 de diciembre.
Demasiado tarde para caer de visita en casa de los parientes veroneses a los que no veo ni llamo desde hace 3 años. Tarde para cancelar mi viaje a Italia. Ya estoy en Milán y no sé adónde ir. Podría ir a Eslovenia a casa de mi amigo Gabriel, pero me parece un poco lejos. Mientras tanto, tengo una cita a ciegas con la amiga de una amiga que vive temporariamente en un pueblito de 745 habitantes cerca de Lago Maggiore llamado Gignese. Quedamos de encontrarnos en la estación Garibaldi, en Milán. Para reconocerla, me dijo por email que ella tiene cabellos castaños oscuros y largos, ojos celestes, y que llevaría una gorra rojiza y pantalones negros. Me esperaba al mediodía, pero llego tarde gracias al maldito transporte público.
El tren que podía dejarme en Garibaldi pasaba por el andén número 6. Sería un viaje perfecto de apenas 6 minutos. Lástima que el acceso a ese andén estaba cerrado al igual que la billetería. Opto por el tranvía y tardo al menos media hora. Cuando llego a la estación, mi cita a ciegas está entretenida comprando ropa en una tienda.
Se llama Anne, graduada en pedagogía, física y musicología. Hay gente que no se cansa de estudiar. Finalmente me confiesa que no piensa seguir estudiando... apenas termine los dos años que le faltan para obtener su doctorado en física. Da clases de inglés para niños y estudia italiano de manera autodidacta, hablando con cualquier italiano que se le cruce en el camino.
Almorzamos y caminamos por Milán. Habla con soltura y ríe con facilidad. Le pregunto con quién piensa pasar Navidad. Sola, pero ya no más. Tomamos juntos el tren hacia Lago Maggiore.
En Gignese hace bastante frío. La nieve no se derrite al sol. En casa de Anne, hace frío pero no hay nieve. Tampoco hace falta una heladera. Dormimos bajo 5 mantas hasta que la calefacción empieza a hacerse sentir, a eso de las 10 de la mañana. Al menos estoy en buena compañía.
Pasamos el fin de semana paseando por los lagos y almorzando en buenos restaurantes. Cenamos en casa, aprovechando el calor de la cocina para aumentar la temperatura del ambiente en casi un grado. Afuera hace -3 C. Adentro, tal vez unos 9 C. Al parecer los propietarios del edificio nunca escucharon hablar de la importancia de un buen aislamiento térmico.
Cena de nochebuena en Verbania, siempre sobre el Lago Maggiore. Casa de unos amigos multiétnicos de Anne: una chica de Noruega, su marido de Wisconsin y la hija de ambos, de 7 años. Para seguir con una Navidad atípica, participamos de una breve ceremonia Zen, cenamos con esta familia muy hospitalaria y terminamos la noche en el club de los Alpini tomando chocolate caliente y vin brulé con panettone. Hay luna llena pero no se escucha el aullido de ningún lobo.
Martes. Hora de despedirse con un cálido abrazo en la fría estación de Stresa. En Milán me entero de que mi vuelo con Alitalia ha sido anulado. Me ofrecen un vuelo esa misma noche desde otro aeropuerto. No sé si tendría que haber aprovechado la oportunidad para quedarme unos días más. Finalmente decido partir. Al menos viajo en business y la comida es buena. Dejo atrás la risa fácil de aquella Monalisa.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Niebla

10 de diciembre. Viviendo en una ciudad soleada como Madrid, a veces casi siento un poco de nostalgia de la lluvia y de la niebla milanesa. Sin embargo, una vez que la veo la nostalgia no suele durar ni un par de minutos.
En Lisboa tuve un bocado de bruma marina, aunque pasé más tiempo en el aeropuerto que en los bares del Bairro Alto. Milán fue menos acogedora: frío, llovizna, niebla y menos gente gracias a los que aprovecharon el feriado de Sant'Ambroggio para hacer miniturismo.
Viernes a la noche, cena en la Comuna Baires: empanadas, bife alto y malbec sanjuanino. Alessandra me avisó para que trajese los zapatos de baile, así que ensayamos un par de ochos en el rincón más discreto de la pista. Todo salió bien. No nos vio ninguno de nuestros amigos.
El sábado en horario de matiné fuimos con Paola a ver "Novecento", el monólogo de Baricco actuado por D'Elia, acérrimo rival, por motivos que ignoro, de mi vieja escuela de teatro. "Non sei fregato veramente finché hai da parte una buona storia e qualcuno a chi raccontarla". Y la historia que cuenta es una buena historia, bien escrita y terminada con precisión geométrica. Como autor de teatro, Baricco es un gran arquitecto.
Sábado a la noche, cumpleaños de Carmen. Lloviznaba. Camilla me preguntó si no sentía frío con mi ropa de media estación. Probablemente. La noche no estaba para ropa de algodón.
Domingo, almuerzo con Akil y Clo: pasta ai gamberi, fiori di zucca e zafferano, tartar di tonno y un sangiovese ligero que combinaba bien con pescado. Una buena conversación sobre cómo obtener financiamiento para proyectos de desarrollo, la vida en Holanda, cómo valorizar la propia experiencia, cómo ganar amigos e influir sobre las personas y otras lecciones de manual mientras bebíamos té de montaña albanés.
Y a seguir comiendo. A la noche, sushi con Federico, Alessandra y Fernanda en un local de alto diseño. Una pareja mostraba su mutuo afecto con gran desenvoltura, rayando lo indecente. Para llamar un poco más la atención, dejaron caer una copa al piso. Al menos hablaban en voz baja. Cuando hablaban.
Para teminar la noche, un tanguito con Alessandra, ya de principiantes con un poco más de soltura y sin llevarnos a nadie por delante. Me convenció para que vaya tanteando las milongas de Madrid.
Lunes otra vez. Hora de la verdad. Luego de 5 meses de espera, finalemente obtengo mi pasaporte y ya soy libre de dejar la Unión Europea y estados asociados. En mi declaración me había olvidado de señalar si tengo hijos menores a mi cargo. Les juré que no y me creyeron sin más explicaciones, como cuando uno tiene que responder el formulario para entrar en Estados Unidos a preguntas como "Es usted terrorista?", "Se ha visto involucrado en actos genocidas?" o algo así.
Para volver a Madrid, el vuelo salió con retraso. Motivo? Niebla. Confieso que ya no la extraño. Volví a casa con un fuerte resfrío.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

El hombre biónico

En principio estaban preocupados con el clima, preguntando si por esta época hace mucho frío en Madrid. Luego preguntaron si en mi casa hay camas suficientes. Después quisieron saber si en el baño de mi casa hay bidet. Cuando les dije que sí a todas sus preguntas, dejaron pasar un tiempo hasta que un buen día decidieron renovar sus pasaportes. De sacar pasajes para venir en Navidad, ni noticias.
Unos días más tarde me dijeron que los nuevos pasaportes recién estarían listos antes de Navidad. Finalmente, mis padres encontraron una buena excusa para no venir a visitarme para las fiestas: a mi padre lo operaban del fémur el viernes 30 de noviembre.
En parte era esperable. Osteoporosis. Ya lo habían operado del otro fémur. Le colocaron una prótesis que funciona perfectamente, pero al cabo de un tiempo empezó a notar que la otra pierna tampoco respondía muy bien. Finalemente le recomendaron operarse antes de Navidad.
No encontró muchos problemas para encontrar donadores. Donó su propia sangre, en señal de autosuficiencia, unas semanas antes de la operación. Mi viejo es tan autosuficiente que la segunda vez que donó medio litro de sangre, decidió ir y volver a casa solo y manejando. Faltaba que luego se le diese por jugar al tenis...
Al menos llegó a casa bien. Subió las escaleras, fue al baño, y se desmayó silenciosamente (el alboroto no es lo suyo), pegándole un buen susto a toda la familia. Por suerte no se quebró ningún hueso. Hasta en eso es duro.
La operación quirurgica duró cuatro horas. El equipo de cirujanos hizo un trabajo impecable. Dos días mas tarde mi padre conseguía ponerse en pie. Se lo escuchaba muy contento al telefono. "Ahora ya parezco el hombre biónico!", me dijo.
Espero que guarde un poco la calma, se dedique a la lectura, la escritura y al buen comer.
Espero que no se le ocurra inscribirse en la maratón de la ciudad.

jueves, 6 de diciembre de 2007

In England's green and pleasant land


25 de noviembre. El sol raramente brilla en las verdes colinas sobre Chilford. Después de haber ensayado la primera presentación sobre cambio climatico en una vieja mansión campestre, salimos a respirar un poco de aire, a caminar por el sendero embarrado que cruza las caballerizas hasta una colina cercana donde ya no hay senderos. El tiempo es agradable. El sol del otoño en la cara nos invita a dormir la siesta. Sin embargo, apenas nos recostamos un poco en algun arbol ya se hace la hora de volver. El sol desaparece con rapidez.
A la noche salimos a cenar por Guilford. En la mesa vecina un grupo de gente nos llama la atención. Peinados platinados que recuerdan a los cantantes de ABBA, sonrisas de publicidad, discretos tonos de voz, todos prolijamente vestidos segun la moda de los tardios '70.
Después de cenar, cuando finalmente dimos con el camino de vuelta a nuestra provisoria mansión, volvemos a las discusiones sobre el calentamiento global. Paradójicamente, afuera hace bastante frío.
Veamos los posibles escenarios. Las verdes colinas de Inglaterra e Irlanda puede que se vuelvan un poco mas amarillas. Tal vez se produzcan crisis de identidad y tengan que cambiar la letra de algunas canciones y hasta el color de la bandera.
El mercado para los fabricantes de equipos de aire acondicionado esta practicamente garantizado. El millon de ingleses que vive en el sur de España se preguntaran desde cuando esa región es parte de Africa. Tal vez vendan sus casas para invadir masivamente Biarritz. Perfecto. Hemos identificado una gran oportunidad de negocios.
Que el sol va a ser cada vez mas fuerte? Entonces se puede invertir en silicio para construir paneles solares. Polonia producirá un buen vino tinto. Se podrá cruzar la Amazonia en camello. Menos gente morirá de frío y se quemará menos leña durante el invierno. No todo está perdido. El cambio climático puede que no sea malo para quien ama los cambios.
Hora de dormir en la mansión de Surrey. Tenemos un baño a compartir entre seis personas. No sé si es una forma de ahorrar espacio y energía, pero es un tanto incómodo.